Uno de los postres más tradicionales son las natillas, los ingredientes son como el flan, pero añadiendo el doble de leche y con un toque de harina de millo según el espesor que se desee.
Para esta receta que podemos hacer en 45 minutos, necesitamos:
- 4 yemas de huevo (mejor no usar las claras para evitar grumos)
- 1 litro de leche semi o entera.
- 80 gr. de azúcar.
- 1 pizca de sal (y de esencia de vainilla si se quiere)
- 2 cucharadas soperas de harina de millo (Maizena, por ejemplo)
- un ramita de canela
- la corteza de un limón (algunos trozos, solo)
La preparación es muy sencilla y solo requiere estar atentos a la temperatura para que no se formen grumos y podamos seleccionar el espesor deseado (a mi me gustan bastante líquidas)
- Ponemos un cazo al fuego con casi toda la leche, reservamos un poco que dejamos, por ejemplo en la misma jarra donde medimos el litro.
- Añadimos a la leche en el cazo una rama de canela y la corteza de limón (sin la parte blanca)
- Calentamos sin dejar que hierva, a fuego medio y revolviendo de vez en cuando.
- Mientras se calienta e infusiona la leche con la canela y el limón, en la jarra añadimos las cucharadas de la harina, revolvemos hasta que esté bien integrada (la leche es mejor que esté fría).
- Añadimos también el azúcar a leche y la harina en la jarra medidora y seguimos removiendo, con decisión para disolver bien el azúcar, pero sin generar espuma o burbujas (también para evitar introducir aire a la mezcla y que quede una textura fina)
- Por último separamos las yemas y las claras (estas últimas las podemos reservar para otra elaboración como un soufflé al microondas) y añadimos batiendo las yemas a la mezcla en frío.
- Retiramos del fuego la infusión de la leche y dejamos enfriar un poco.
- Una vez templada, con ayuda de un colador fino, vamos mezclando la leche infusionada con la mezcla de las yemas, muy poco a poco y sin que sea un choque brusco de temperatura.
- Volvemos a poner el cazo en el fuego y pasamos de nuevo toda la mezcla con el colador de nuevo por medio.
- Removemos a fuego lento con una cuchara de madera, siempre en el mismo sentido, hasta que observemos que la consistencia comienza a tomar algo de cuerpo. En ese momento están listas las natillas (hay que tener en cuenta que luego con el frío se cuajan algo más.
- Repartimos la mezcla en recipientes
- Dejamos templar y a la nevera al menos un par de horas (se puede tapar con un film transparente en contacto con la superfie para que no se haga costra y no coja olores de la nevera)
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